11 de Septiembre - Día del Maestro

Un poco de humor.....

Algo sobre mi Autobiografía

Haciéndome Docente


Las prácticas, el espacio más esperado por mí en el profesorado, llegaron en este 2012. Ambas resultaron muy amenas. Los grupos con los que me ha tocado realizarlas me permitieron aprender muchas cosas que yo desconocía. Sobre todo acerca de la planificación, porque allí se mezclan muchas cuestiones. Me pareció muy interesante el hecho de hacer observaciones previas sobre el grupo, para atender a las particularidades que cada uno tenía. Atendiendo a sus características pude plantear las actividades, pensar desde qué lugar abordar los contenidos y cómo armar la dinámica de la clase. Uno de los aspectos que más disfruté es el vínculo que uno crea con los alumnos cuando se para “en el frente”. En realidad, nada de esto ocurrió, dado que en mis clases la mayoría de las veces mi lugar era “paseando” por el aula tratando de estar cerca de todos los alumnos. Creo que en el fondo me funcionaba como una forma de desmitificar el lugar de oráculo del docente. Ambas prácticas, tanto en nivel superior como medio; me hicieron pensar mucho sobre la función de la escuela y el rol del docente, y en ambas me di cuenta que las opiniones que formamos los docentes sobre los alumnos son muy determinantes cuando medimos el rendimiento del grupo. Por suerte, estas prácticas reforzaron mis ganas de estar al frente de una clase y poder desde mi humilde lugar contribuir a la formación de las personas.

Mi primera experiencia en una escuela desde el “otro lado”

Trabajé como maestra integradora en una escuela primaria del barrio de Barracas, en un 2do grado de Varones. La particularidad de dicha institución, es que se trata de una escuela Judía Ortodoxa, con todas las cuestiones que eso conlleva. Creo que fue el lugar donde debí poner más empeño para lograr adaptarme a ella. Cuando ingresé allí, conocía pocas cosas referidas a la comunidad judía. Había cosas que me resultaban insólitas como por ejemplo: una escuela dividida en dos sectores: niños y niñas, que no se cruzaban más que en actos escolares y con pasillos de por medio que delimitaban bien el espacio de cada uno (no pudiendo mezclarse). Otra escena por ejemplo, en la que ingresando al sector de las niñas de la escuela haya en una pared un cartel en el que había el dibujo de una niña con una pollera y rezara algo así como: “Cuantos más centímetros tiene tu pollera más cerca estás de Dios”. O bien el ingresar al salón de clases y que los chicos preguntaran con mucha curiosidad: ¿Vos comés jamón? Así como también, recibir comentarios por parte de los niños del tipo: “tenés que convertirte, porque el día que venga el mesías todos los que no son judíos van a arder en el infierno. En tu caso, como sos buena, tal vez podés ser nuestra esclava”. Frente a este tipo de apreciaciones, debía callar. A pesar de ello, sentía muchas ganas de responder algo. Mi sensación en ese momento fue el pensar por qué criarlo con tanta intolerancia frente a las personas que pensamos o vivimos diferentes. Pero finalmente, creo que no se puede crear religiones sin esperar que la gente se someta al dogma, restringiendo las libertades de cada individuo. Otra cuestión muy interesante fue saber que las maestras antes de comenzar las clases deben tomar todos los libros de texto que utilizarán los niños para pintarle pollera y mangas largas a todas las mujeres y niñas que haya en él, así como también pintar una quipa a los hombres que se hallen en ellos. Cuando pregunté el motivo por el cual debían realizar estas acciones, la contestación cargada con un alto monto de resignación fue: “Acá es así. Así es más que nada en este colegio, porque son ortodoxos. Yo ya estoy acomstumbrada y no me sorprende nada porque hace 20 años que trabajo en la escuela”. También debo cuidarme al escribir en el pizarrón, si hago una letra T intentar que no se pase la línea y parezca una cruz, enseguida los niños se enaltecen cuando esto sucede. Asimismo, tampoco los chicos tienen acceso a internet o televisión, dado que en la mayoría de las casas esto no está permitido. Estas cuestiones son las que me permiten pensar que deben restringirse libertades, sólo bajo un régimen tan represivo se puede sostener esta forma de vida. Sentí que con esta experiencia pude crecer como profesional porque me ayudó a aprender a tolerar cosas que no comparto, con las que nunca estaría de acuerdo, o que nunca las haría de la manera en que se hacen allí. A pesar de ello, pude conectarme con otra forma de ver la vida y conocer una cultura completamente diferente. A pensar que a veces uno cree que para conocer otras culturas tan alejadas de las nuestras debemos viajar miles de kilómetros, yo sólo debo viajar 4 ponerme una pollera por debajo de las rodillas y una remera manga larga (así haga 40 grados) para zambullirme en un mundo muy alejado al mío.

Apropiándome de un nuevo mundo

La UBA es mi casa de estudios desde hace 8 años, allí hice el CBC, la Carrera de Psicología de la cual egresé con mi título de Licenciada en Psicología y en la cual hago actualmente el Profesorado de Psicología. A veces pienso, que lejos quedó la Agostina que ingresó en 2004 y por momentos la encuentro muy cercana y me parece que fue ayer, la fiesta de egresados, el viaje a Bariloche, los actos escolares, etc. Recuerdo en la facultad haber cursado un materia del Ciclo de Formación Profesional en la que durante las clases se cronicaba sobre lo que allí pasaba, la clase siguiente se hablaba de lo cronicado en lo anterior. Nos obligaban a pasar en computadora las crónicas que efectuábamos. Me costaba mucho mantener mi motivación en las clases. Iba a desgano, sentía que las clases no me servían para nada, que eran 3 hs de ir a perder tiempo. Nunca se explicaron conceptos teóricos de los textos. Eso se mantuvo hasta una clase antes del parcial, en la que se trató de dar en 3 hs, algo que no se había realizado durante todo el cuatrimestre. En la materia, había una sola evaluación escrita individual, luego se realizaba un trabajo en grupo. Cuando recibí mi parcial, el cuadro de situación fue el siguiente: Docente: La verdad muy bueno el parcial. Cuando veo mi nota era un 6. Alumna: ¿A vos te parece que un 6 es un muy buen parcial? Porque a mí no” Docente: Si porque yo no pongo más de 8 en los exámenes, así que es como si te hubieras sacado un 8- en su rostro se vía una sonrisa gozadora. Alumna: Bueno pero vos estás evaluando en una facultad donde las notas son del 1 al 10 ¿Quién va a explicar que en realidad la nota que vos me pones es un 8? Docente: Bueno esa es la forma de evaluación en esta materia, en otras tendrán otra forma. No hubo más respuesta de mi parte. En esta situación recuerdo la gran impotencia que sentía al ver mi parcial, y el lugar del poder desde el que se paraba la docente. Me costó mucho después de eso sostener la cursada, ya no solo no estaba motivada, tampoco tenía ganas de ir. Asimismo, también recuerdo una materia que me costaba mucho entender la lógica de los parciales y a pesar de haber estudiado mucho me saqué un 3. La docente se sentó conmigo a explicarme punto por punto porque había puesto esa nota. En el segundo parcial, me fue muy bien al igual que en el recuperatorio y final. Es decir, que en ciertas situaciones uno pesar de que el resultado no fue el que uno esperaba, depende también de la devolución que haga el docente, entendiendo que la devolución al alumno es también una situación más de aprendizaje. Hablando de evaluaciones, la materia en la que mayor sorpresa me llevé a la hora de evaluar fue en Teoría y Técnica de Grupos. Al momento de realizar el parcial, nos dieron 5 minutos para que podamos socializar con los compañeros acerca del parcial. Esto a su vez estaba en consonancia con lo que se realizaba en las clases, siempre se realizaban actividades al inicio de las clases dinámicas grupales que además de descontracturar nos ayudaban a conocernos como grupo y a generar un buen vínculo entre nosotros. Luego se realizaban trabajos en clase en forma grupal, debates, etc. Por eso es que en la facultad, las materias en las que más disfrutaba de la cursada eran aquellas en las que se promovía el debate y nos permitía anudar los conceptos teóricos con cuestiones de la práctica. Además de aquellas que pedían trabajos en grupo. Tuve la suerte de poder transitar la mayoría de las materias con amigas que realizábamos en grupo todos los trabajos, lo cual nos ayudaba a disfrutar mucho más de la tarea, porque además de la facultad y la carrera compartíamos otros intereses. Comidas, salidas y contarnos nuestras cosas. Esto a su vez se plasmaba en nuestros trabajos, ya que teníamos una dinámica de grupo que nos permitía trabajar de un determinado modo, conocernos en cuanto a las opiniones o formas de ver las cosas, y a poder enriquecer los debates y que no haya alguien que impusiera sus ideas o alguien que hiciera todo el trabajo, mientras los demás se quedaban en su casa y recibían el trabajo hecho. Recuerdo que justamente en la materia Psicología educacional, ingreso al salón de clases y sorpresivamente me reúno con un compañero mío del secundario con el que nos llevábamos muy bien. Si bien sabía que él estaba cursando la carrera, siempre lo hacíamos en horarios diferentes por cuestiones laborales. En ese cuatrimestre casualmente, cursábamos juntos. Recuerdo que siempre exponíamos y recordábamos situaciones que habíamos vivido en la escuela y eso hacía que disfrutara aún más las clases. También ponía de manifiesto cuánto nos había cambiado la vida desde aquellas épocas y cómo habíamos ido formando nuestra personalidad a lo largo de los años. También recuerdo que al momento de ingresar a la facultad, no sabía cómo debía hacer para anotarme en las materias, cómo era esto de inscribirme por internet, cómo sabía en qué materia inscribirme primero. Para resolverlo, recuerdo que fuimos con una amiga que empezábamos juntas la carrera a la casa de un vecino que nos mostró la página de la facultad, cómo era el plan de estudios y cómo hacer para ingresar al sistema académico con nuestra clave e inscribirnos. Luego de mucho tiempo, me enteré que la facultad daba unas charlas de orientación al ingresante. Pero considero que en este sentido, la institución podría haber mencionado al momento de presentar la documentación que esto era posible para que a uno le fuera más sencillo el ingreso y el habituarse a esta nueva institución. En mis comienzos como estudiante universitaria, cuando ingresé al CBC (lo hacía en la sede Montes de Oca), recuerdo haber vuelto a mi casa llorando, porque sentía tan diferente esa institución de lo que era mi colegio. Se trataba de una libertad de acción que ya suponía soledad. Uno podía entrar a la clase, irse cuando quería, nadie te registraba. Luego de un tiempo, empecé a acostumbrarme a esa libertad y a tratar de hacerme un lugar ahí dentro. Descubrí que no era tan así, uno podía hacer amigos, reunirse con gente de diferentes edades, cosa que en el colegio al que asistía no era muy común, ya que a lo sumo tenía un compañero que tenía 1 o 2 años más. Otra cuestión que me parece muy importante destacar, es la gran diferencia que existía entre mi colegio y la universidad en cuanto a la política. Al momento de ingresar en la universidad me invadían los carteles de diferentes partidos políticos, y los chicos parecían estar muy informados de diferentes cosas. Hablaban de un tal Marx ¿Quién era? ¿De qué hablaba? En ese momento, me di cuenta de que había muchísimas cosas de la vida cotidiana que ignoraba, que no tenía ni idea que existía y al poco tiempo debía votar. Me había quedado con el debate histórico de la escuela de unitarios y federales, peronistas y radicales y algún que otro inmigrante loco con ideas de anarquismo, socialismo que era como una bolsa de gatos que iba todo junto y proponían una serie de ideas locas, pero que no habían llegado a nada.

Creciendo

Mi experiencia más importante en secundario, fue descubrir que además de educar en cuanto a contenidos, la escuela (por lo menos a la que yo concurría) también me educó en valores y me ayudó a sobrellevar graves problemas familiares y personales. Creo que de no haber sido por la intervención de la escuela en un momento muy difícil para mí hoy sería muy diferente mi situación. Por lo cual, me siento muy agradecida de los docentes, preceptora y psicóloga de la escuela a la que asistí por haberme “puesto el hombro”. También recuerdo que en 5 año que debíamos realizar pasantías obligatoriamente. En la escuela, nos daban la posibilidad de realizarlas en el área de Psicología Comunitaria (que fue la que elegí), porque mi polimodal tenía una orientación de Humanidades y Cs. Sociales, que nos permitía y trabajar en un hogar de niños en situación de vulnerabilidad. Allí me choqué con una realidad muy diferente a la que vivía todos los días y fue una experiencia que me permitió descubrir otras realidades. Chicos de 9 años que cuidaban a sus hermanos, mientras los padres trabajaban o que asistían al hogar durante el día para poder comer. También en muchas oportunidades debíamos ayudarlos con sus tareas, armar actividades y juegos paraqué ellos se diviertan y logren por un momento olvidar, por lo menos por un momentos, los problemas con los llegaban. Mi paso como estudiante y además las experiencias que se han dado fuera del ámbito escolar, me han marcado como persona y determinaron mi vocación. Fue producto del paso por estos espacios, la decisión de seguir eligiendo cada día esta hermosa carrera que es la Psicología y continuar por la senda de la docencia con la aspiración (no menor) de intentar trasmitir un poco de esto a quienes sean mis alumnos.

Reflexiones Finales


Ha sido un año duro, lleno de instancias de evaluación, módulos, lecturas, actividades, asistencias a clase, prácticas con todo lo que ellas conllevan: observar, planificar, corregir, repensar, etc. todo eso para dar fin a un ciclo: el de la formación formal. Aunque, si hay algo que aprendimos en este trayecto   por el profesorado es que nuestro rol docente continúa siempre en formación. Pero  en mi caso, me llevo muchos aprendizajes a lo largo de este tiempo, ilusiones y también algunas decepciones.
Hubo momentos de disfrute y  de tedio, de estrés, cansancio, nervios, entusiasmo…
Particularmente en la materia 904 tuvimos la posibilidad de acceder a las prácticas, en el  grupo de nuestra comisión todos habíamos tenido algún tipo de experiencia dando clases o en instituciones educativas. En mi caso, pude vivir experiencias muy confortables y aprender de cada una de las instancias por las que fui pasando en la cursada.
Las prácticas me dieron una idea de todo lo que trabajan los “buenos docentes” para armar clases y pensar actividades que produzcan efectos positivos en el grupo y también ver que muchas veces esto no sucede y esto se refleja en el grupo. Sobretodo cuando se trabaja “sobre la marcha”, desconociendo los alcances del contenido, o descalificando a los alumnos.
Por lo que es mi deseo, no dejar capturarme por el sistema y mantener las ganas a lo largo del tiempo para planificar las clases pensando actividades que motiven a los alumnos, ayudándolos a aprehender los contenidos de la materia que me toque dar, de forma que resulte ameno el trabajo en el aula para ellos y también para mí. 
También me convenzo cada vez más que es muy importante el vínculo que creamos con los alumnos. En las prácticas sobretodo, pude darme cuenta de lo importante que es para ellos que se rescaten sus opiniones o se retomen comentarios y experiencias que han contado en las clases. 

La escuela…. Ese universo (des) conocido


 Las practicas me han generado reflexiones respecto de como construimos nuestra visión sobre los alumnos. Muchas veces la sociedad y la escuela como institución junto a los actores que las conformamos, las políticas y marcos que le dan entidad, atribuye significaciones sobre los alumnos que desde la posición que asume el docente muchas veces son legitimadas.
Muchas veces se escucha a los docentes quejarse de que los chicos no estudian, no se comprometen, no hacen las tareas, etc. ¿Acaso no nos quejamos cuando después de trabajar todo el día llegamos a casa y debemos lavar ropa, planchar, cocinar, etc.? ¿Por qué deberíamos esperar que ellos acepten de buena gana hacer las tareas? Lo digo porque muchos docentes que he conocido, son fanáticos de dar tarea para el hogar, considerando que muchas veces los chicos asisten como mínimo 6 hs al colegio, sin mencionar aquellos que concurren doble jornada ¿Qué momento hay para el ocio? ¿Acaso no es importante hacer pausas?
Asimismo también muchas veces nos quejamos de que el alumno charla, se desconcentra, se levanta de su lugar. Teniendo en cuenta las características de los adolescentes ¿No será mucho que el alumno pase 1.30 hs prestando total atención, sin charlar, levantarse o moverse?
Al mismo tiempo me pregunto: ¿A qué dedicamos más tiempo a quejarnos sobre los alumnos o a reflexionar sobre cómo planear actividades que les despierten interés?
Los adolescente de hoy viven todo el tiempo rodeados de tecnología y se comunican estudian, distraen etc. a través de Internet, usan  redes sociales para intercambiar material de la escuela y diversos sitios para investigar sobre diferentes temas ¿Cuántos de nosotros como docentes planeamos actividades que incorporen estos elementos? ¿Enseñamos pensando en los alumnos y en sus necesidades o enseñamos pensando en cumplir con el contenido?
Otro de los cuestionamientos que me surge, es cómo recuperar una visión que sin ser individualista, permita contemplar la individualidad, entendida como subjetividad,  del alumno en cuanto a la construcción de aprendizajes en la escuela concibiéndolos como algo que va mas allá del curriculum formal. Aquí, es donde considero que se pone en juego las decisiones que tomamos como docentes todos los días, cuando llevamos adelante las clases, cuando planificamos actividades, al evaluar, al calificar, cuando incluimos o no problemáticas sociales o propias del grupo clase o la de misma institución educativa. 
Muchas veces como docentes, participamos de Jornadas donde se trabajan cuestiones propias la práctica, de la educación y de las que he asistido nunca se ha incluido la voz de los alumnos en ellas ¿Quizá esto estaría dando cuenta también de como asumimos nuestro rol docente? Quiero decir, que es importante reflexionar si estamos lo suficientemente abiertos a escuchar las opiniones de los alumnos, para encarar nuestra tarea docente, los proyectos institucionales ¿Qué reclaman los jóvenes de hoy a nosotros los docentes?

Las Prácticas en el Nivel Medio


Las prácticas me ha tocado realizarlas en un CENS de adultos. Para mi fue una experiencia totalmente nueva dado que nunca había frecuentado este tipo de instituciones.
En pocas cosas siento que esta escuela, se asemeja a otras escuelas de nivel  medio, como por ejemplo la que yo trabajo. Aquí no hay un timbre que delimite una clase y otra, los alumnos llegan y se van cuando lo desean. Si bien muchos de ellos son adolescentes, conviven en un mismo curso con gente que tiene más edad que ellos. Esto, fue necesario contemplarlo para armar nuestras planificaciones. Porque muchas personas que estudiaban aquí hacia mucho tiempo que habían dejado la escuela. En este sentido, para armar las planificaciones y pensar actividades, me sirvió mucho el material que trabajamos durante la cursada sobre andragogía. En la ficha de cátedra, destaca que el rol docente en estos casos es diferente, en tanto debe propiciar un la cooperación entre quienes comparten el espacio, fomentando un aprendizaje informal y no autoritario.  
Otro aspecto de gran importancia era que todos venían después de trabajar por lo general entre 8 y 9 horas, y nuestra clase era los viernes de 19.50 a 21.20 hs. Por lo que estaban muy cansados y obviamente no rendirían todo su potencial. Esto hacía que deban ser clases dinámicas, para que ellos se interesaran y por otro lado, dieran cuenta de la aplicación de los conceptos que intentaba recuperar la clase en la vida cotidiana. Qué aspectos de ellos se ponían en juego, qué interrogantes les surgía a los alumnos sobre los mismos.
El grupo se mostraba respetuoso y amistoso hacia los practicantes, a su vez prestaban mucha atención a las clases lo cual no es característico de muchos grupos de nivel medio. En la mayoría de los casos, lo más difícil es que el grupo sostenga la atención en las actividades. En este caso, los alumnos colaboraban bastante y la mayoría de las veces en que les costaba acceder a realizar las actividades, desde mi perspectiva,  esto tenía que ver más con inseguridades de ellos frente a los contenidos.
En este caso, era un grupo que no había tenido acercamiento prácticamente a contenidos de la Psicología porque la primer parte de la materia era Filosofía. Tal es así que una alumna dijo: “Estaría bueno tener esta materia enserio”. Calculo que la docente del espacio no se sintió muy bien con esto, porque esa fue la última clase a la que asistió.

Algo para reirse un rato....

Nosotros al recibirnos estamos habilitados a dar clases en el nivel Superior, formando a los docentes que el día de mañana podrían educar a nuestros hijos.
Por eso tenemos una tarea muy importante... como docentes y sobre todo como futuros padres (en el mejor o peor de los casos, jeje)... Podríamos hacer reflexión sobre este video, sobre la importancia de reivindicar el rol docente y la importancia que tiene en la sociedad....

Llegaron las prácticas en Superior...


La práctica la llevé adelante en la escuela  Instituto  Superior de Formación Docente Nº 108 "MANUEL DORREGO"  en   Morón- Pcia de Buenos Aires. Les presento el lugar:
ISFD108
El azar hizo que volviera a las fuentes y realizara las prácticas en el barrio donde me formé durante mi escuela secundaria. Mi querido Morón!Mi idea era contarles cómo me fue en las prácticas así que les dejo parte de mi Autoevaluación:
“En el comienzo de la clase, me sentía tranquila a nivel conceptual; dado que la había preparado verdaderamente poniendo mi mayor esfuerzo. Pero, sentía un poco de inseguridad respecto del grupo. En este caso, es un grupo muy numeroso y considero que no es lo mismo que estar frente a un grupo reducido donde es más fácil manejar algunas cuestiones respecto de los tiempos, espacios de participación de los alumnos y las actividades en sí con lo que eso conlleva. Pero más allá de eso, el vínculo con las alumnas fue muy amistoso y realmente me sentí muy cómoda.
Por otro lado, compartir la clase con otra persona trae aparejado poder dividir los tiempos y explicaciones entre ambas personas, cada una con una dinámica propia y una forma particular de manejarse. A pesar de ello, rescato que supimos  manejar esas cuestiones; no pisarnos y poder entre ambas sacar la clase adelante.
Por momentos, nos apuramos para poder cumplir la planificación. La clase empezó 10 minutos más tarde  de lo que habíamos calculado, porque estaba presente la mitad del curso a las 18.15 cuando habíamos calculado comenzar a las 18.20. Eso se notó. Nosotras tratamos de reducir algunas cosas para cumplir con lo que habíamos pactado en la planificación, pero por momentos acelerábamos las explicaciones y tal vez no resultó muy bien.
La actividad grupal se pudo llevar a cabo y realizamos una puesta en común donde casi todos los grupos participaron y pudimos armar definiciones de conceptos básicos de la teoría de Piaget. Dado que esta, era una clase introductoria para que luego pudieran seguir el desarrollo de los estadios enunciados por Piaget y muchas cuestiones serán retomadas en clases posteriores. 
A pesar de ello, nuestra última actividad que funcionaba como evaluación pudo resolverse y sirvió para aclarar algunas dudas, con lo cual considero que los temas principales que esperábamos quedaran claros se entendieron.
Para mi clase individual, espero poder reducir un poco la planificación y ser menos ambiciosa. Trataré de manejar menos información para poder dar más tiempo a las explicaciones, aunque trabajemos menos contenidos.
Por último, quiero destacar que me sirvió mucho la experiencia y me gustó mucho participar de este espacio. Siento que aprendí un montón de cosas y por suerte me faltan aprender muchas más. “
Gracias por haber llegado hasta acá, en la mayoría de los casos (si es que no bajaron el ratón del Mouse para llegar al final), leyeron lo que escribí. Espero no haya resultado muy embolante. Hasta el próximo post.  

















¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?

La primer observación que realicé, la hice durante la 3º clase de mi última materia del profesorado. En ella traté de centrar,e en las cosas que sucedían durante la clase. Intentaba anotar las cosas que me resultaban significativa y que permitieran que aquel que no había estado allí, pudiera leerla y darse una idea de lo que había sucedido en la clase.
Esa observación fue antes de tener el material que nos daba la cátedra, proponiendo una forma de registrar nuestras observaciones, teniendo en cuenta el siguiente esquema:

HS              Descripción                        Sensaciones               Hipótesis Teórica

A raíz de ello me di cuenta que en mi primer observación me había centrado más en las descripcines había puesto algunas sensaciones y no había considerado las hipótesis teóricas. Ya que en realidad no sabía de su existencia, hasta la siguiente clase práctica.
Luego realicé dos observaciones estas ocurrieron en el espacio de la práctica. Con lo cual me sumó realizar mi primer observación par dar cuenta que era importante no sólo registrar lo que ocurría allí sino también considerar los tiempos y las hipótesis teóricas.
Considero que la diferencia entre la primera y las otras observaciones, radica en las intención con la cual las realicé. En la que hice en mi clase de la materia, debía cumplir con una propuesta de la docente, es decir cumpliendo mi rol de alumna. En las que hice en mi espacio de práctica, más allá de que se tratara de una pauta formal de la cursada, realizar la observación del grupo clase y de la dinámica que se proponía en ese espacio, me sirvieron mucho para planificar las clases que debía dar allí. Ya que pude dar cuenta de las estrategias que utilizaba la docente y conocer al grupo.
A raíz de ello, comprendí que la intención con la que uno observa, hace que nos centremos más en algunas cosas que en otras y a su vez aquello que registramos nos permite realizar diferentes trabajos luego de observar.

El juego de la Docencia

Este Juego tiene por objetivo construir el rol docente. A lo largo del trayecto deberá ir sorteando numerosos obstáculos y pasando por situaciones en ocasiones divertidas (otras no tanto),estresantes, desafiantes y sobretodo de aprendizaje. 
A su vez, el jugador deberá interactuar con docentes, compañeros, grupo-clase, etc.  En el camino recorrerá diferentes escenarios como el lugar de formación, el lugar de prácticas y fundamentalmente espacios de trabajo. 
En esta ruta, el participante deberá cumplir distintos roles será alumno y en otras ocasiones practicante, finalmente desembocará en el rol de docente.Para llegar al objetivo, deberá  apropiarse no sólo de conocimientos sino también de experiencias. Uno de los secretos para  avanzar a lo largo de los casilleros consiste en analizar su biografía escolar. Esto le permitirá reconocer cómo sus experiencias han influido en su manera de posicionarse y de concebir la educación. 
El primer tramo consiste en el ámbito de formación y el segundo tramo consiste en jugar a ser docente. Para ello, deberá jugar en un primer momento como alumno y luego será practicante. Cumplir ambas etapas con éxito, supone el acceder a ubicarse en el rol docente correspondiente al último tramo. 
Este juego muestra el camino a medida que usted avanza por los casilleros. Además cuenta una particularidad: tiene un comienzo, pero su final es siempre abierto, entendiendo este como un continuo donde siempre será posible ampliar, cambiar o descartar aspectos del rol que ha logrado construir.
Le deseamos mucho éxito. Para comenzar elija su carrera de formación y arroje los dados.